Revancha
—¡Pero qué cretina, por Dios! Si no nos hubiéramos ido de esa maldita fiesta, creo que habría acabado estirando de los pelos a esa hija de... —escupe con rabia Martina. —¿De quién me estás hablando? —No te hagas el tonto, que lo sabes perfectamente, Nil. Martina lanza una mirada asesina a su pareja que pone cara de no haber visto, oído, ni notado nada de nada. Vamos, como si fuera un iceberg en medio del océano. Y es que, Lidia, siempre Lidia, se ha pasado la noche echándole los trastos a Nil. Con sus aires de mojigata vestida de vampiresa, se cree que puede comerse a cuantos se cruzan en su camino. Faltaría más; para eso se ha gastado todos sus ahorros en subirse las tetas y redondear su planísimo culo. Y ella, no es que no confíe en su novio, que tampoco, en quién no confía es en su mal llamada amiga. Siempre le ha parecido un poco zorrona, pero, desde que se ha hecho su reforma integral, se ha superado a sí misma. Nil insiste en decirle que está exagerando. Que no es para t