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Mostrando entradas de mayo, 2022

Como Dumbo

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Siempre has tenido orejas de soplillo. Es un hecho. Acéptalo. Ni tu madre lo desmentía. Para que te quedaras tranquila decía que era porque, cuando eras un bebé, te gustaba dormir con las orejitas dobladas. Y tú le echabas la culpa a ella de tu defecto. Que tenía que haberte puesto esparadrapo para impedirlo, le decías. ¿Te imaginas? Seguro que si lo hubiera hecho te habrías horrorizad o . Eras la única de la familia que las tenías así. Las de tus hermanos eran pequeñas y bien pegaditas, como debe ser. Si no hubiera sido porque eras una copia en miniatura de tu padre, hubieras creído que era verdad eso de que te habían recogido por ahí. Cosas bonitas que dicen los hermanos. Y a ti te decían de todo: "cuidado que con esas orejas vas a salir volando como Dumbo", o "¿hace viento? ¡No! Son tus orejas en movimiento" y otras lindezas por el estilo. Así que tú te esforzabas por esconderlas. Usabas todos los recursos que se te ocurrían y, claro, lo primero en lo que pensa

Desayuno con té

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  Fernando lo nota un poco amargo, pero no le da importancia. Tendrá que decirle a María que no le haga el té tan cargado. Es lo único que no le acaba de convencer de la nueva asistenta. Aunque su relación con su hermana Paula es de todo menos fluida, ahora le está agradecido por habérsela recomendado después de que la que tenía muriera atropellada. Ya es mala suerte. Encima, no pudieron encontrar al que la arrolló y la dejó tirada sin socorrerla. Ha heredado de su madre no solo la casa familiar, sino también su obsesión por la limpieza y el orden. Y María está siendo de gran ayuda para mantenerla impecable. A veces, se pregunta por qué su madre se la ha dejado a él y no a Paula, o a los dos. Es cierto que él es el mayor, pero las cosas han cambiado y esa tradición, poco a poco, ha quedado en desuso. Con el tiempo ha dejado de cuestionárselo , además él le ha dicho a su hermana que sería bienvenida en todo momento . De hecho , Paula lo visita con frecuencia y siempre tiene consej

Juegos peligrosos

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Malena es muy aficionada a todo lo esotérico y le gusta hablar de sus experiencias paranormales. Cuenta, por ejemplo, que una vez estuvo en el umbral que separa la vida de la muerte y vio el túnel con una luz al final del que tanto se ha dicho. También explica que, en otra ocasión, necesitó la ayuda de una médium para liberarse de dos espíritus que se habían colado en su interior y que le hacían sentir un cansancio extremo. En su casa no es cosa rara que las puertas se abran y se cierren por sí solas, o que la televisión se encienda en mitad de la noche. Un día, Malena propone a su amiga Adela, que también se siente atraída por estos temas, organizar una sesión de espiritismo. A esta última le pica la curiosidad y acepta. Además, por raro que parezca, consigue que su novio, Alex, un matemático que no cree en nada que no sea demostrable por teorema, la acompañe en el experimento. Es sábado por la tarde. Malena ha escogido para la ocasión una sala amueblada con una mesa camilla, c

Mi tía Sara

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  Te envolvía con la profundidad de su s ojos color miel. S u sonrisa , siempre cercana, te atrapaba como si fuera un imán y ya no podías escapar a su encanto natural. Ni que decir tiene que era una de mis tías favoritas. Porque, sí , lo confieso, sentía predilección por lo menos por dos. Mi tía Sara , hermana de mi madre, era una de el las . De mirada dulce y carácter más enérgico del que aparentaba, n o tenía inconveniente en hablar y fumar como "un carretero" . Mis hermanos y yo nos partíamos de risa, ya que en casa estaba prohibidísimo decir palabras malsonantes y se consideraba inapropiado que fumaran las mujeres . Como era habitual en esa época, se casó siendo muy joven con un marino, pocos años después del fin de la guerra civil española. Todos le auguraron una unión muy feliz. Sin embargo, el destino le tenía preparado un matrimonio muy breve. Poco después de cumplir veinte años, cuando esperaba con ilusión el nacimiento de su primer hijo, le llegó

Destino

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  El sonido de la selva le acuna y le inquieta a partes iguales. Diez años hace ya desde que se incorporó al frente setenta y ocho de las FARC en el Chocó y todavía no ha conseguido conciliar un sueño tranquilo. Al caer la noche, se inicia una sinfonía en la que confluyen el rugido de un jaguar, el aullido de los infinitos monos que pueblan los árboles o el graznido de los tucanes. Las mosquiteras se hacen imprescindibles en un clima en el que los "zancudos" abundan, con el riesgo de contraer la malaria o la fiebre amarilla. José Camilo no lo dice, pero desde que el comandante de su sección les informó del inicio de las negociaciones de paz con el Gobierno colombiano, sueña con reunirse con sus padres y sus dos hermanos menores, a los que teme no reconocer. Una sombra cubre su mirada cuando recuerda el día en que las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) irrumpieron en su casa. Los acusaron de colaborar con la guerrilla y los obligaron a abandonar sus tierras. Tuvieron sue