Desayuno con té

 


Fernando lo nota un poco amargo, pero no le da importancia. Tendrá que decirle a María que no le haga el té tan cargado. Es lo único que no le acaba de convencer de la nueva asistenta. Aunque su relación con su hermana Paula es de todo menos fluida, ahora le está agradecido por habérsela recomendado después de que la que tenía muriera atropellada. Ya es mala suerte. Encima, no pudieron encontrar al que la arrolló y la dejó tirada sin socorrerla.

Ha heredado de su madre no solo la casa familiar, sino también su obsesión por la limpieza y el orden. Y María está siendo de gran ayuda para mantenerla impecable. A veces, se pregunta por qué su madre se la ha dejado a él y no a Paula, o a los dos. Es cierto que él es el mayor, pero las cosas han cambiado y esa tradición, poco a poco, ha quedado en desuso. Con el tiempo ha dejado de cuestionárselo, además él le ha dicho a su hermana que sería bienvenida en todo momento. De hecho, Paula lo visita con frecuencia y siempre tiene consejos que darle. Que por qué no renueva el sofá gris que a ella nunca le ha gustado, que si no piensa eliminar todo el papel pintado que todavía queda en algunas habitaciones, o que debería quitar el sauce llorón del jardín porque sus raíces acabarán levantando los cimientos de la casa. Él no la contradice y le responde siempre con un vago "ya veremos".

Hace varios días que Fernando se levanta muy cansado y tiene náuseas después del desayuno. Hasta ha tenido que dejar de lado su costumbre de salir a correr por las mañanas. Al principio no le daba importancia, lo achacaba al exceso de trabajo en el despacho y al estrés acumulado durante los últimos meses. Pero ahora ya empieza a parecerle extraño. De hoy no pasa, se dice, voy a ir a hacerme ese chequeo que he ido retrasando demasiado tiempo.

En la revisión médica salen unos parámetros alterados y le piden más pruebas para averiguar el origen. El resultado es determinante: su sangre tiene un alto contenido de metanol y otros componentes utilizados en los anticongelantes. Lo han cogido a tiempo y con un tratamiento a base de antídotos se curará. Fernando no tiene ni idea de cómo ha podido intoxicarse, pero sospecha que es mucha casualidad que siempre se encuentre mal después del desayuno. Su intuición le dice que debe dejar de tomar té por las mañanas.

Aunque no le gusta molestar a los amigos con sus problemas, ha llegado el momento de acudir a Pablo, que es detective de homicidios de los Mossos d'Esquadra. El policía asesora a su amigo. Para empezar, sin comentar nada a nadie, fingirá tomarse el té como de costumbre.

Al día siguiente, cuando María llega con la bandeja del desayuno, Fernando espera a que salga del comedor para verter el contenido de la taza de té en un frasco. El policía lo hace analizar y no tardan en conocer el resultado. El té contiene los mismos tóxicos que han detectado en su sangre.

María no tiene antecedentes penales y no parece que la muerte de Fernando le pueda suponer ningún beneficio. Más bien al contrario, ya que perdería el empleo. Este no entiende qué motivos tiene la mujer para intentar matarlo, pero el policía le asegura que debe haber una razón oculta o, quizás, alguien le paga para hacerlo. También le aconseja quedarse algún día en casa para observar el comportamiento de la asistenta.

Pasan los días y Fernando va recuperando la forma física. Vuelve a salir a correr por las mañanas y, desde que no toma té, el ficus del comedor ha ido perdiendo casi todas sus hojas.

Hoy es viernes y, aprovechando que es el día en que tiene que preparar el informe mensual para su jefe, Fernando se queda a trabajar en casa. A media mañana, se acerca a la cocina en busca de un vaso de agua y escucha a María, que se cree sola, hablando por teléfono. Lo que oye, aunque confirma sus sospechas, le produce una punzada de dolor:

No lo entiendo, Paula. No sé qué pasa. Ahora hasta vuelve a salir a correr. Sí, sí, pongo las mismas cantidades. ¿Crees que debería aumentar la dosis?

Fernando, regresa a su mesa sin el agua. Ahora, está impaciente por contemplar la cara de sorpresa de su hermana cuando vea el documento que piensa dejar "olvidado" en la mesa del comedor: "Legado en testamento a favor de Fundación Acogida y Esperanza".

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Imagen de dungthuyvunguyen en Pixabay 


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