La línea H6

Una fugaz mirada en el espejo del recibidor fue la confirmación de que mi look era el adecuado para la entrevista de trabajo. Hacía calor, así es que coloqué mi americana por encima del bolso con sumo cuidado. Ya solo faltaba que el autobús de la línea H6 no tardara mucho. Hubo suerte y llegó puntual a la hora que anunciaba el panel luminoso de la parada. Nada más entrar me di cuenta de que estaba siendo objeto de muchas miradas, la mayoría de soslayo. Y además, a pesar de ir lleno, la gente se apartaba, cediéndome el paso como si yo fuera un personaje público o vete a saber qué. Intenté ignorar la situación y me puse a observar a los pasajeros, como siempre me gusta hacer cuando voy en trasporte público. Entonces, me di cuenta de que, si dirigía la vista a alguien que me estaba mirando, ese alguien desviaba sus ojos hacia el infinito, como si tuviera algo que ocultar. Necesitaba averiguar qué era lo que provocaban estas reacciones. Haciendo equilibrios para que no se me ca...