El retrato
Villa de Leyva, Colombia Sus ojos verdes cargados de picardía contemplan a Marisa desde la pared del comedor. ¿Qué edad tendría? No lo sabe con certeza, pero no más de cuatro o cinco años. A pesar del tiempo transcurrido, cada vez que pasa por delante del retrato se pregunta que habrá sido de él. Pedro y Marisa viajan con cierta frecuencia a Colombia para visitar a la familia de Pedro y, un vez allí, aprovechan para hacer un poco de turismo. Ese día, pasean por las calles de Villa de Leyva, teniendo cuidado de no tropezar con los cantos rodados que tapizan sus calles y que dificultan la marcha. Las casas blancas con las puertas de diferentes colores y sus balcones llenos de buganvilias les transportan a otra época. Todavía no han planificado lo que harán el día siguiente. En el hotel les han dicho que, a apenas ocho kilómetros de la ciudad, hay un convento que vale la pena visitar. Se trata del Monasterio del Santo Eccehomo construido ...