Visita inesperada

Llamaron al timbre de la puerta principal y Celia bajó a toda prisa la escalera de mármol que daba a la entrada, esperando llegar antes de que el visitante volviera a llamar y la señora encontrara un nuevo motivo para reñirle. Desde que había enviudado -creía Celia- el carácter de la señora de Núñez-Marañón se había agriado. Celia sabía que su señora nunca había sentido simpatía por ella pero el reciente fallecimiento de su esposo había empeorado las cosas. Ahora tenía que tener sumo cuidado o cualquier pequeño descuido tenía consecuencias desagradables para ella. En contra de lo que esperaba Celia, el señor que había en la entrada no preguntaba por su señora si no por ella, Celia Pérez. Abrió los ojos desmesuradamente preguntándose qué podría querer de ella un caballero elegantemente vestido con traje de raya diplomática gris, sombrero y un bastón de empuñadura dorada. Tras vacilar unos instantes, lo hizo pasar a la sala que había al lado del hall de entrada. A la espera de...