La Princesa y la esfera dorada



Según reza la leyenda, Sant Jordi salvó a la Princesa de ser devorada por el temible dragón. Pero, ¿seguro que fue así? ¿Quién nos asegura que, en realidad, la historia no fuera algo diferente?

Si lo prefieres aquí puedes escucharlo narrado

Narrador: Maite Bilbao


*****

La Princesa avanzaba con paso incierto hacia un fin terrible. Pronto se enfrentaría con el terrorífico dragón. Estaba cerca de su destino cuando un resplandor que le impedía ver interrumpió su paso. Un tornado apocalíptico la absorbió en su vórtice haciéndola desaparecer. El dragón, que la esperaba impaciente, permaneció aturdido por unos segundos; luego, desplegó sus potentes alas y se lanzó a la persecución de la Princesa. La fuerza del tornado era tal que arrastró al animal como si se tratara de una pluma. Ambos dieron vueltas y más vueltas en el interior del torbellino durante un largo tiempo.


Poco a poco el tornado perdió fuerza y, primero la princesa y más tarde el dragón, cayeron al suelo. Atónitos comprobaron que se hallaban en un lugar del que no podían ni sospechar la existencia. No había vegetación, ni tampoco casas o castillos. Estaban en un recinto de grandes dimensiones rodeados por objetos de formas geométricas de color azul en diferentes tonos que iban del más claro al más oscuro. Al fondo, no tardaron en descubrir a un ser de cabeza cuadrada, también azul, que los observaba con su único ojo. Con un gesto, les ordenó permanecer inmóviles mientras pronunciaba extrañas palabras que no comprendían pero que les proporcionaron cierto sosiego. Luego, les hizo beber una pócima maloliente que les provocó arcadas. A pesar de las náuseas, acabaron cayendo en un sueño profundo que los llevó a recorrer los acontecimientos de sus vidas. Mientras, la voz del ser azul seguía sonando en sus cabezas.


En el pueblo de la Princesa a nadie le extrañó que no hubiera rastro de ella pero sí les pareció sorprendente no volver a ver al dragón. Por primera vez en mucho tiempo respiraron tranquilos. Un atardecer, justo cuando se cumplía una semana de la desaparición de la Princesa y el dragón, vieron acercarse una esfera dorada que emitía una luz cegadora y volaba en círculos por encima de sus cabezas. Con temor corrieron a agazaparse donde pudieron. La esfera fue descendiendo lentamente hasta posarse en el suelo. Después, se abrió por la mitad; de su interior vieron descender a la Princesa que llegaba acompañada de un corcel blanco que cargaba sobre su grupa dos cestos enormes repletos de rosas rojas. Del dragón nunca se volvió a saber nada.


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Imagen de Pixabay

Comentarios

  1. Hermoso relato, me ha gustado muchísimo, 💞

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    1. Hola María! Me alegro mucho de que te haya gustado. Muchísimas gracias. No sabía quién eras. Ahora ya lo tengo claro.
      Un abrazo

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    2. Si, por eso te dije, apenas hasta hace poco he empezado a usar el Blog, todavía no he logrado poner todos los escritos en el.��

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    3. Enhorabuena. Es muy entretenido. Ya me contarás.

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