Tecnología punta

 



Rara vez suena el teléfono fijo de mi casa y cuando lo hace no suelo responder afirmativamente a ese tipo de preguntas. Ese día debieron de pillarme con la guardia baja.

—¿Hablo con el titular de la línea?

—Sí —contesté escuetamente.

—Le llamo de Limpiatodo. Tenemos una oferta de escobas voladoras que no puede dejar escapar.

—¿...?

—¿Sigue ahí?

—Mire, estaba haciendo la siesta. No es un buen momento para bromas pesadas.

—No se trata de ninguna broma, señor. Se trata de una oferta muy interesante. Algo nuevo y desconocido.

—Está bien, —dije dando un largo suspiro— pero sea breve.

—Se trata de la última novedad para la limpieza del hogar.

—Muy interesante, oiga —solté con tono sarcástico—. Ya tengo asistenta.

—Esto es algo mucho mejor. Deme solo un minuto. Entre otras cosas, este producto le permitirá prescindir de la asistenta con el consiguiente ahorro. Tenga en cuenta que estas escobas son muy rápidas y pueden acceder a todos los rincones de la casa. Trabajan a una velocidad de diez metros cuadrados por minuto. En menos de la mitad del tiempo que necesita su empleada, toda la casa quedará limpia y reluciente. Además, son muy silenciosas y, como vuelan, no rallan el parqué.

—No le veo la gracia. Ya tengo un robot aspirador en mi casa. ¿Para qué iba yo a querer su "escoba voladora"?

—Seguro que su robot le ocupa un espacio y supone un gasto de energía. Nuestro producto se autorecarga a través de la luz natural, no precisa ser enchufado a la red eléctrica y lo puede controlar con un mando a distancia.

—Sí, y ahora dígame que es plegable y que cabe en un bolsillo.

—Mucho mejor que eso, señor. Cuando termina de limpiar regresa, literalmente volando, al almacén central. Allí se le somete a un proceso de limpieza y permanece almacenada hasta el uso siguiente.

—¡Bravo! ¡Muy bien! Negocio redondo. Así pueden ustedes vender la misma escoba a muchos incautos. ¿Me ha tomado por tonto?

—Nada más lejos de mi intención, señor. Déjeme que le explique. La compra de la escoba voladora incluye los servicios de almacenamiento y limpieza. Cuando el cliente la necesita no tiene más que solicitarlo a través del mando a distancia y dejar una ventana abierta para que pueda entrar. La escoba llega en pocos minutos. El servicio veinticuatro horas al día y siete días a la semana está garantizado.

—¡Fascinante! —contesté con tono burlón—. Y, ¿cuál es el precio de esta octava maravilla del mundo?

—Tiene un precio muy ajustado, teniendo en cuenta que es un producto de última generación. El aparato es suyo por el módico precio de mil euros. También le ofrecemos la posibilidad de un cómodo pago a plazos. Y los gastos de almacenaje y limpieza también son muy asequibles, solo cincuenta euros al mes.

—¡Me acaba usted de convencer! No necesito una sino tres. Las puede enviar a la calle del Olvido, número no-me-acuerdo, de A-ver-si-lo-adivinas.


Imagen de Pixabay

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