La oreja de van Gogh y otros microrrelatos
La oreja de van Gogh
Colocó un lienzo nuevo y ordenó la paleta, los óleos y los pinceles. Dio los primeros trazos de un autorretrato pero la imagen que le devolvía el espejo no le gustó. No lo dudó ni un segundo. Fue a buscar su navaja de afeitar, la afiló y con un golpe certero eliminó el elemento discordante.
Desengaño
Cogió el último diente que se le había caído. Con una sonrisa enorme lo envolvió en papel aluminio tal y como su madre le había enseñado y lo colocó con cuidado debajo de la almohada. Se durmió imaginando lo que le dejaría el ratón Pérez. Lástima que al susodicho nadie le dijera que también tenía que recoger los dientes de los ancianos.
In fraganti
Comprobó que llevaba todo lo necesario en el cesto y se enfundó su caperuza roja. Al llegar a casa de su abuela, vio salir al leñador. A ella la encontró a medio vestir.
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Imágenes de Pixabay
Que buenossss jajaja, todos, todos. Pero el de Caperucita, me mató.
ResponderEliminarQué bueno haberte sacado unas risas!! Esa abuelita se lo montaba muy bien. Muchas gracias, María.
EliminarEl de Caperucita se sale jajajjaja. Genial.
ResponderEliminarMuchas gracias, Arantza. Una abuela picaruela, ja ja ja
Eliminarbuenos los tres, en especial el del ratoncito. lo he tenido que releer. el final tan tajante me ha pilllado desprevenido.
ResponderEliminarsaludos
Muchas gracias! Me alegro de que te hayan gustado.
EliminarSaludos