Imaginación

 


—¡Eh, tú, hijoeputa! ¿Es que hoy no se cena? —grita el preso de la celda 112.

—¡Maldito imbécil! ¿Tienes complejo de pavo? ¿Acaso quieres engordar para la cena de acción de gracias? Para lo que te queda de estar en la trena, no necesitas tragar mucho —responde el carcelero entre risotadas.

—Me queda lo que me queda. Y va a ser poco, pero porque me voy a largar y no por otra cosa, ¿me oyes? Me voy a librar porque yo no hice nada, ¡n-a-d-a! Y no me volverás a ver.

—Mira, chaval, a mí me la sopla. Cuando tú te largues o te larguen, da igual, vendrá otro y luego otro y después otro más. Mi vida seguirá siendo la misma.

El celador se aleja por el pasillo para regresar al cabo de unos minutos con una bandeja con la cena de Nelson, al que ya no permiten ir al comedor con el resto de presos.

—Aunque eres como un grano en el culo y no te lo mereces, hoy te traigo algo especial de postre: donuts.

Si es que ya lo digo yo, eres un pendejo, pero tienes el corazón de un corderito.

Muy gracioso, ja ja —le contesta con gesto irónico—. Paso más horas contigo que con mi mujer. Cualquier día te voy a confundir con ella.

Vigila lo que insinúas, marica, que a mí solo me van las “viejas”.

—No te ilusiones, que tú no me pones ni un poquito. Por cierto, Nelson, ¿por qué estás tan convencido de que al final te vas a librar de la “silla”?

Porque mi lawyer es un berraco. Según los señores investigadores, que van de listos, me grabaron saliendo de la casa de la sardina asesinada. Pues, ese man ha localizado a un tipo igualitico a mí, casi como un hermano gemelo.

El carcelero se limita a asentir con la cabeza y Nelson continua.

Se jodieron porque el del video no era yo. Esa noche la pasé tomando trago y rumbiando con la tropa y luego me fui flechado para la casa, a foquear. A la hora que dijeron que habían matado a la culicagada yo estaba foqueando feliz. Ni que fuera tonto me iba a quedar allí si la hubiera finiquitado, pues. Para cuando vinieron a por mí, yo andaba con un guayabo tenaz. Ni modos de entender de qué me hablaban.


Cada día, Nelson cuenta una historia diferente que hace más llevaderas las noches del funcionario de la prisión.


Imagen generada con IA

Comentarios

  1. Angela del Toro31 enero, 2024 07:38

    Qué pena se lo vayan a matar, si es de lo más entretenido. Me encantó tu relato. ¿Continuará?

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    Respuestas
    1. Así es la vida, Angy. Obviamente yo estoy totalmente en contra de la pena de muerte.
      Me alegra mucho que te haya gustado mi relato. De momento no tengo previsto que continue, pero nunca se sabe.
      Un abrazo

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