Entradas

La vida en un suspiro

Imagen
Siempre corriendo. Así son tus días. Levantarse antes de que den las siete, ducharse, despertar a los niños, ocuparse del desayuno y llevarlos al colegio temprano para poder llegar al trabajo a tiempo. Las tardes no son muy diferentes, pero en secuencia inversa. Recoger a los niños, bañarlos, preparar la cena, poner la lavadora, tender la ropa y, cuando puedes sentarse en el sofá, los ojos se te cierran sin remedio. Toca irse a la cama y, al día siguiente, vuelta a empezar. En el trabajo las cosas no son más relajadas. Nada más llegar, un sinfín de palabras desfilan por tu cabeza, como en una gran sopa de letras: absorción, actas, consejos, fusión, disolución, litigios, estatutos. Tus dedos teclean sin descanso todo tipo de documentos serios, aburridos pero necesarios. El tiempo transcurre con una rapidez vertiginosa. Los niños dejan de serlo, se convierten en adolescentes y luego en jóvenes. Llega el momento de la emancipación, que no tienen prisa por abrazar. Cuando abandonan del

¿Celos o envidia?

Imagen
  El verano estaba en su apogeo y yo me sentía feliz por cómo transcurrían mis vacaciones. Aunque pasaba por esa etapa de transición en la que eres demasiado mayor para algunas cosas y demasiado pequeña para otras, por fin había conseguido tener mi propio grupo de amigos. Eso sí, con la intervención de mis padres, ya que dos de las chicas eran hijas de unos conocidos de ellos. Y es que, a pesar de que tenía y tengo seis hermanos, por edad no encajaba con ninguno, ni por arriba ni por abajo. El hecho de estar en un pueblo de playa pequeño, por aquel entonces no demasiado turístico, me proporcionaba cierta libertad de movimientos y eso me hacía sentir casi adulta con mis recién estrenados catorce años. Con mis nuevos amigos, podía disfrutar de largos paseos por la playa, ir a bucear, ir a coger mejillones, acudir a las sesiones de cine al aire libre por la noche y hasta participar en los primeros guateques de mi vida. Nunca olvidaré el momento. Ese día estaba deseando que llegara la

El cometa

Imagen
  Este relato es mi aportación al "Repte Literari Sant Jordi Urànic" organizado por el Centre Cívic Vil·la Urània de Barcelona con motivo de la festividad de Sant Jordi 2024  (Recopilación de los relatos presentados en este  enlace ) El cometa Lejos quedan las noches de verano en las que, cogido de la mano de mi abuelo, caminábamos por la playa y nos tumbábamos en la arena para contemplar las estrellas a nuestro antojo. Los mejores días eran aquellos en los que la luna nueva dejaba todo el protagonismo a los demás astros. Mi abuelo, que había sido marino, sabía leer el cielo como si fuera un libro abierto. Con paciencia me mostraba Venus, ese astro que parecía más brillante que los demás, pero que no titilaba, o la Osa Menor, con la estrella Polar que señala el norte, y en los cielos del mes de agosto si éramos afortunados, hasta podíamos ver la lluvia de estrellas de las perseidas. Ha pasado el tiempo y hoy soy yo quien guía a un grupo de niños de ocho años, que me rodean

El tiempo no lo cura todo

Imagen
  Su voz, todavía grave y potente, y su corpulencia física le conferían una autoridad que no dejaba lugar a dudas. Se impuso al griterío de los manifestantes, exclamando: “¡Justicia y libertad! Estos son nuestros principales derechos y los que nos servirán para conseguir salarios dignos.” Sus cabellos rizados, casi blancos, suavizaban la rotundidad de sus facciones de mandíbula cuadrada y nariz aguileña. Muchos años de lucha sindical habían hecho de él un líder experto, con una templanza de la que los más jóvenes carecían. Por eso, casi siempre era el interlocutor de los trabajadores en la mesa de negociación con la patronal de un sector de los más duros, el del carbón. Sabía que era objeto de sentimientos contrapuestos, amado y odiado, a la vez, y hasta envidiado por sus propios compañeros. También era consciente de que su enfrentamiento al poder del capital le garantizaba un buen número de enemigos, pero él parecía no temer a nada. De entre sus compañeros, sentía predilección por s

Crónica de un viaje atípico

Imagen
Imagina un viaje en el que todo va sobre ruedas, en el que visitas paisajes de una belleza extrema y disfrutas de puestas de sol inolvidables. Imagina que viajas con tu pareja en un 4x4 y dispones de los servicios exclusivos de un guía que, además, es un conductor experto capaz de solucionar cualquier eventualidad que se pueda presentar en el camino. Es imposible, ¿verdad? Una utopía. Al final algo tiene que torcerse. Impepinable Pues esto es lo que sucedió y, aunque se diga que a los narradores de historias nos gusta añadirles un poco de salsa, en este caso, cualquier tipo de aliño era del todo innecesario. Después de cuatro días de recorrer las desérticas y hermosas tierras de La Guajira, situadas al noreste de Colombia y bañadas por el mar Caribe, nos dirigimos a Palomino con el propósito de dar un merecido descanso a nuestros traqueteados esqueletos. Este es un pueblo costero muy turístico repleto de coloridos hospedajes, restaurantes y tiendas de artesanías. Abundan los chiringu

La amenaza

Imagen
  Sergei Kowalski era el último ingeniero en incorporarse a una de las Direcciones de Soporte de la NASA con menos glamour: la de protección de la Tierra. Y ello a pesar de la importancia de su finalidad, ya que, como su nombre indica, es la que se encarga del “monitoreo y protección del planeta Tierra de desastres naturales y otros eventos”. Nadie le prestaba demasiada atención y a él ya le iba bien. Era de los primeros en llegar a la oficina por la mañana y de los últimos en irse por las tardes. Además, era un estricto cumplidor de los protocolos establecidos, trabajaba sin hacerse notar demasiado y sabía a quién arrimarse para conseguir sus objetivos. En esos días, el foco principal de este organismo estaba puesto en la nueva expedición lunar que partiría de Cabo Cañaveral a finales del mes de mayo del año entrante; así es que la mayoría de científicos prestó menos atención de la debida al aviso de la dirección de protección de la Tierra que anunciaba que se había detectado un a

Selección de personal

Imagen
  —¿Qué ha pasado con la candidata que tenía que entrevistarse contigo hoy? La he visto salir casi llorando. —Simplemente, que no daba el perfil. —¿Cómo que no daba el perfil? ¿Qué quieres decir? A mí me pareció idónea cuando la entrevisté. Tiene todo lo que ha de tener una buena recepcionista y encima domina dos idiomas, sobre todo inglés, que lo habla como una nativa. —A ver, sí. Si no está mal del todo. Habla muy bien inglés y su francés es aceptable, pero su aspecto… Qué quieres que te diga, Carlos. No me parece la más adecuada para alguien que tiene que trabajar frente al público. —¿De qué me estás hablando, Martina? —Bueno, cómo te lo digo. Ya sabes que yo no tengo problema con la gente gordita, pero ¿has visto a esa chica? ¡Madre mía! ¡Vaya imagen íbamos a dar! —Claro que la he visto. Yo la entrevisté antes que tú, ¿recuerdas? Daríamos la mejor imagen del mundo. Una chica con criterio y una habilidad para tratar con la gente que no es fácil de encontrar. Y no solo