Aventura caribeña



Parque Natural Cahuita, Limón, Costa Rica


A pesar de que todos siempre habían opinado que Margot y Gerardo eran la pareja ideal, su matrimonio había acabado en un sonado divorcio. Así es que tras pensarlo mucho, Margot se había decidido. Sí, iba a hacer un viaje a Costa Rica, justo donde Gerardo nunca había querido ir; decía que ir al Caribe era una vulgaridad. Pues ella iba a ir, ya lo creo, y además sola. 

Planeó su viaje con cuidado, hizo las maletas, y un lunes del mes de agosto emprendió su aventura.


En su segundo día en Cahuita, una población de hermosas playas y con un Parque Nacional muy conocido por su exuberante flora y fauna, al caer  el día, mientras saboreaba una piña colada, lo vio apoyado a la barra del bar del hotel. Justo lo que le estaba haciendo falta, pensó sonriendo para sus adentros: un morenazo atlético, de pelo ensortijado y ojos verdes que hizo que un cosquilleo le recorriera el cuerpo. El ambiente era relajante, sonaba una suave bachata y ella creyó estar soñando cuando el joven se le acercó y le dijo:

—¡Hola! Soy Armando. ¿Bailamos?

—¡Hola! Yo soy Margot —y añadió balbuceando—: lo siento, no tengo ni idea de bailar bachata.

—Tranquila. Es muy fácil, tú solo déjate llevar.

La tomó de la mano y con paso cadencioso se deslizó con ella sobre la pista. Era un buen bailarín y, con firmeza pero con suavidad, dirigía sus movimientos. En los poderosos brazos del moreno, Margot se sintió transportada, deseando que la música no acabara nunca. Al finalizar la canción, Armando le dijo:

—Conozco una playa bellísima ideal para contemplar las estrellas. ¿Te gustaría conocerla? Está a unos diez minutos de aquí caminando. En las noches serenas, como la de hoy, se pueden apreciar las distintas constelaciones con toda claridad. No deberías perderte esta maravilla...

Margot dudó un segundo y, entre la prudencia y el deseo, se decantó por este último.

—¡Me encantaría! —respondió sonriente.

La noche era cálida pero la brisa que mecía las palmeras suavizaba el ambiente. En pocos minutos, llegaron a una diminuta playa rodeada de vegetación y altos cocoteros. Como si ya lo hubieran acordado de antemano, sin hablar se tumbaron en la arena para contemplar cómodamente el espectáculo que se cernía sobre sus cabezas. 

—Mira ese grupo de estrellas a la derecha, es Orión. Y al otro lado se puede ver la Osa Mayor —dijo Armando y, mientras hablaba, acariciaba suavemente el brazo  de la chica. 

En silencio, se dejaron llevar por el intenso deseo que la noche propiciaba. Los tibios labios del moreno comenzaron a deslizarse por el rostro de Margot hasta llegar a su boca que se entreabrió para acogerlos con avidez. Lentamente, sus cuerpos fueron reduciendo la distancia que los separaba hasta quedar   íntimamente entrelazados. El sonido del viento y el murmullo de las olas al deshacerse en la arena se unían en una melodía que acompasaba el baile sensual de los amantes. La danza primero lenta y parsimoniosa, poco a poco se fue acelerando hasta alcanzar el trote de un caballo desbocado. Sus cuerpos sudorosos permanecieron abrazados largamente hasta que el cansancio y el sueño los venció.

Amanecía ya cuando las risas de los pescadores, que iban llegando a la orilla en sus pequeñas barcas, despertaron a Margot. Miró a su alrededor pero Armando se había desvanecido en la noche. 


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Comentarios

  1. Me transportó a una vacaciones mias!! divino cuento. Sensual y muy real. gracias por compartirlo

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    1. ¡Muchas gracias Silvia! Me alegra haberte traído buenos recuerdos. Yo soy una enamorada de El Caribe. Un abrazo

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  2. Hermoso. Maravillosa intriga.Genial el final. Los sueños o deseos que quedan pendientes hay que realizarlos algún día para descubrir qué nos han tenido guardado.

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    1. Muchas gracias, Amalia. Hay que saber vivir el momento y disfrutarlo,

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  3. Ayyy, que vacaciones más buenas. Espero que por lo menos le dejo algo cubierto, pero sospecho por las risas de los pescadores que no fue así 🤣🤣

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    1. Muchas gracias, María por leer y comentar mis historias. Yo creo que cuando escuchó la primera risa se tapó rápidamente. Los pescadores estaban en sus cosas, acostumbrados a ver amanecer a más de uno en la playa. 😉😂

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