¿Bruja?




Llovía y, aunque aún era temprano, la luz que se filtraba a través del pequeño ventanuco era escasa y mortecina. De vez en cuando el fulgor de un relámpago lo iluminaba todo por unos instantes y el ruido ensordecedor de los truenos hacía estremecer las gruesas paredes de la casona.  Las gotas de agua golpeaban con furia el tejado con un repiqueteo que resonaba por toda la estancia. En el centro, al calor de una hoguera de leña, Melisa parecía no percatarse de la tormenta y removía sin cesar el contenido del gran caldero que se hallaba sobre el fuego. Sólo le faltaban las hojitas de salvia que su amado Sancho le había prometido traer. Esperaba que todo su esfuerzo sirviera de remedio para los males de su padre.

Mientras tanto, no muy lejos de allí unos jinetes, embozados y provistos de lanzas, cabalgaban al galope bajo el intenso aguacero. Se detuvieron ante la casa de Melisa y no pidieron permiso para entrar. Destrozando todo lo que hallaban a su paso, y al grito de  ¡bruja! ¡bruja! la apresaron. Entre golpes y empujones se la llevaron y ella, que estaba sola, nada pudo hacer para impedirlo.

Cuentan los que recuerdan los hechos, que la juzgaron por  brujería porque, decían, preparaba brebajes y bebedizos con fines maléficos aunque nunca pudieron probar ni concretar cuáles eran los supuestos “fines maléficos”. En vano repitió Melisa, hasta la saciedad, que lo que ella hacía era preparar hierbas medicinales para aliviar los dolores de su anciano padre. 

La condenaron a arder en una hoguera hasta la muerte pero el día en que se debía ejecutar la espantosa sentencia, mientras la conducían al lugar señalado, los guardianes cayeron fulminados bajo las flechas de unos desconocidos que en un abrir y cerrar de ojos aparecieron y desaparecieron sin dejar rastro de Melisa. Nunca se supo quién se la había llevado ni qué había sido de ella pero su padre  se esfumó ese mismo día sin dejar rastro.  

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Comentarios

  1. Pobre Melisa. ¡Me encanta! 😘😘😘😘😘😘😘

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    1. Pero se escapó.... Moltes gràcies guapa!!!! Besote grande

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  2. Un lindo cuento. Te decantaste por salvar a Melisa a lo Robin Hood, pero cuántas habrán muerto en la hoguera por acusaciones infundadas producto de los miedos, los prejuicios y la mente irracional. Si hubiera vivido en aquellos tiempos me hubiera unido al grupo de arqueros rescatadores.

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  3. Muy cierto, Javier. A veces necesitamos creer que hay un rayo de esperanza al final del camino que nos ayude a seguir adelante. Ya te veo como arquero.��
    Un abrazo

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  4. Me ha encantado. Cuánta injusticia ha causado el ser humano. Un precioso final. Gracias.

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    1. Muchas gracias, Marta! A veces hay que dejar un margen a la esperanza de que se haga justicia. Un abrazo

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