Fin de semana de relax


Si lo prefieres,

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Narrador: Carlos Martinho, Actor



Me habían dicho que no era lejos. Tenía que seguir el camino que iba al cementerio y, justo al llegar, desviarme a la derecha y seguir hasta el vivero. Pasado el vivero estaba el desvío que me llevaría a las cabañas. El único inconveniente era que se trataba de un sendero que sólo se podía recorrer a pie. 

Revisé mi mochila para comprobar que tenía todo lo necesario: la linterna, la gorra para el sol, el protector solar, el traje de baño y, por supuesto, un par de mudas. Dejé mi coche en la estación de tren y comencé la caminata. Me tocaba hacer el recorrido en solitario porque un maldito informe de última hora no me había dejado salir de la oficina a la una como tenía previsto. Mis amigas ya debían haber llegado. Menos mal que ellas se ocupaban de las provisiones para el fin de semana.

Era una vereda que transcurría por una zona boscosa bordeada de hayas y otros árboles que no supe identificar. Flores amarillas tapizaban ambos lados del camino y se escuchaba el trinar de los pájaros que poblaban el bosque. Estaba despejado pero, a lo lejos, se veían algunas nubes. Habría transcurrido alrededor de media hora cuando en el horizonte apareció la silueta de un campanario, coronado por una cruz. Debía ser el cementerio. Aceleré el ritmo. No quería llegar demasiado tarde. A cada paso que daba, el bosque se iba haciendo más tupido y oscuro. Llegó un momento en el que ya casi no podía ver el cielo. Caminaba y caminaba pero no conseguía acercarme al campanario. Bajé la vista y me dí cuenta de que las flores habían desaparecido. Lo que antes me habían parecido trinos armoniosos ahora se habían convertido en graznidos agudos y desagradables. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Desconcertada, saqué el móvil para comprobar con el GPS si seguía la ruta correcta. “¡Joder! ¡No hay cobertura!” Murmuré en voz baja a sabiendas de que no había nadie que pudiera oírme. Intenté marcar el número de unas de mis amigas. Fue inútil. Respiré profundamente, tratando de tranquilizarme. Solo podía seguir andando.

Caminaba y caminaba pero tenía la sensación de no avanzar. La tarde se fue cubriendo de pesados nubarrones. El sonido que el viento arrancaba de los árboles parecían lamentos. Pronto anochecería y yo ni siquiera había podido llegar al cementerio. Perdí la noción del tiempo y la angustia comenzó a abrirse paso en mi interior. Volví a comprobar el móvil. Nada. Seguía sin cobertura. Y encima ahora el campanario había desaparecido. Estaba perdida. Caminaba y caminaba pero ya no sabía que dirección tenía que seguir. Gruesas gotas de sudor cubrieron mi frente. El pulso se me aceleró. La oscuridad fue ganando terreno y se apoderó del atardecer. Pronto, se hizo noche cerrada. Saqué la linterna de mi mochila pero me sirvió de poco. Como por arte de magia, una densa niebla había ido cubriéndolo todo. Comencé a gritar con desespero. No hubo respuesta. Caminaba y caminaba pero las piernas dejaron de responderme. Mi respiración se hizo cada vez más fatigosa. Mi corazón latía desacompasadamente. De repente, el tiempo se detuvo y me envolvió la nada. 

No sé cuanto tiempo transcurrió. Ignoro si fueron minutos u horas. Tampoco sé lo que me pasó. Lo único que recuerdo es que, en algún momento, empecé a oír voces. No sabía si eran imaginaciones pero yo me puse a gritar como una loca: “¡aquí! ¡aquí! ¡aquí!” Y por fin alguien respondió: “¡Valentina! ¡Valentina!”


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Comentarios

  1. Maria Àngels, acabo de descobrir el teu bloc i el continuaré llegint. M'ha agradat el teu somni o malson, com vulguis dir-li, continua escrivint!

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    1. Moltes gràcies, Lluïsa! Jo també miro el teu de tant en tant. Has publicat coses noves darrerament?

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  2. Fabuloso. Te ha quedado intenso en el suspenso y en el desarrollo de las emiciones.Sudé contigo. Muy bien logrado. Para mi es una lección. Volveré por él.

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    1. Muchas gracias por tan estupendo comentario. La idea era crear ese escenario de angustia, me alegra que te haya gustado, Amalia. Un abrazo

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  3. Wow, lo he leído y ademas lo escuché. ¡Fantástico! Que voz , con una modulación perfecta. Te felicito Mariángeles. Magrnífico.

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    1. Muchas gracias, María. Con lectoras como tú da gusto escribir! Como te he puesto en FB el lector es mi hijo, así es que te voy a decir...
      Un abrazo

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