La maceta de geranios

 


    Me habían pedido permiso, sí, debo reconocerlo. Lo que no me habían dicho era que el aquelarre duraría hasta bien entrada la madrugada. Y ahí estaba yo, intentando dormir a la luz de las hogueras y al son de los conjuros de las tres brujas instaladas en mi maceta de geranios. Al final les he tenido que decir que abreviaran y se fueran de una vez. Por suerte, no se han enfadado y, al poco rato, han recogido sus escobas y han salido volando. 


Relato seleccionado en el " V Concurso de microrrelatos "MICROFANTASÍAS" de Diversidad Literaria para su publicación en la antología "Microfantasías"









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Comentarios

  1. Que gracioso. Deben de ser brujas pitufas 😜

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    1. ¡Efectivamente! ¡Muchas gracias!

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    2. Deben ser brujas de Bilbao, que hacen las fiestas... ¡donde ellas quieren, faltaría más!!
      Precioso texto.

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    3. Muy buena reflexión. Seguramente tienes razón!
      Muchas gracias!

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  2. Qué simpatica brujita. Moderada hasta en el aquelarre. La Cambiaría por cualquiera de mis abuelas, jajajaja.

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    1. Jajaja!! ¿Quién ha dicho que las brujas no son simpáticas? 😂 Precisamente por eso son peligrosas.
      Un abrazo

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  3. Excelente.Me encanto esa aventura de las brujas y de esos que se van quedando y no tienen para cuando irse.😆😆😆

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    1. ¡Muchas gracias, Amalia! Si, hay gente que se amaña tanto que no se iría nuca😅🤣

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