La maceta de geranios

 


    Me habían pedido permiso, sí, debo reconocerlo. Lo que no me habían dicho era que el aquelarre duraría hasta bien entrada la madrugada. Y ahí estaba yo, intentando dormir a la luz de las hogueras y al son de los conjuros de las tres brujas instaladas en mi maceta de geranios. Al final les he tenido que decir que abreviaran y se fueran de una vez. Por suerte, no se han enfadado y, al poco rato, han recogido sus escobas y han salido volando. 


Relato seleccionado en el " V Concurso de microrrelatos "MICROFANTASÍAS" de Diversidad Literaria para su publicación en la antología "Microfantasías"









Encuentra más microrrelatos aquí

Imágenes de Pixabay


Safe Creative #2012286446654

Comentarios

  1. Que gracioso. Deben de ser brujas pitufas 😜

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Efectivamente! ¡Muchas gracias!

      Eliminar
    2. Deben ser brujas de Bilbao, que hacen las fiestas... ¡donde ellas quieren, faltaría más!!
      Precioso texto.

      Eliminar
    3. Muy buena reflexión. Seguramente tienes razón!
      Muchas gracias!

      Eliminar
  2. Qué simpatica brujita. Moderada hasta en el aquelarre. La Cambiaría por cualquiera de mis abuelas, jajajaja.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja!! ¿Quién ha dicho que las brujas no son simpáticas? 😂 Precisamente por eso son peligrosas.
      Un abrazo

      Eliminar
  3. Excelente.Me encanto esa aventura de las brujas y de esos que se van quedando y no tienen para cuando irse.😆😆😆

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias, Amalia! Si, hay gente que se amaña tanto que no se iría nuca😅🤣

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

La espera

Imaginación

Sanación

Amor al arte

Reinventándose

Crónica de un viaje atípico