Fantasmas



El agua de mar acaricia suavemente tus pies en un ir y venir rítmico. Tu mirada recorre
despreocupadamente el horizonte y su lejanía te llena de una sensación de libertad que sabes tiene fecha de caducidad. Mañana deberás regresar a tu base, a esperar nuevo destino. Deseas que este día no acabe nunca, aislarte en tu interior y que nada perturbe tu tranquilidad.



Y, entonces, lo ves. Al comienzo es algo no mayor que una bola de pin-pon. Luego se diría que es una boya a la deriva que aparece y desaparece siguiendo el movimiento de las olas. Sacas los prismáticos que siempre te acompañan en tus paseos y, cuando consigues enfocar bien, te das cuenta de la situación. Unos brazos se agitan en busca de un punto de salvación.  Dudas unos instantes. Antiguos fantasmas que creías olvidados parecen despertar de nuevo. Pero no hay tiempo que perder. No puedes escuchar los viejos temores. No. Ahora no.  Controlando tu miedo, te despojas de la ropa. El frío rasga tu piel. Aún así te sumerges. Vas a poner a prueba tu temple y tu fuerza. Los simulacros han finalizado, es hora de que te enfrentes a la vida real.

Avanzas con rapidez a pesar del golpeteo incesante del agua. Cada vez lo ves con más nitidez. Las distancias se van acortando pero todavía estás muy lejos. ¿Llegarás a tiempo? Desechas los pensamientos grises. No te los puedes permitir. Tratas de gritar palabras de tranquilidad pero el viento se las lleva en la dirección opuesta. Sudas, pero tú no lo sabes. El miedo atenaza tus entrañas pero no te paras a escucharlo; sigues avanzando. Ya casi llegas. Tiendes la mano, que es atrapada con violencia. La  fuerza del desespero intenta arrastrarte hacia el fondo. Resistes. Reaccionas a tiempo y golpeas con la mano abierta la cara aterrorizada. La tensión cede y vuelves a salir a flote. Las olas siguen desatando su desmedido ímpetu a tu alrededor. Sin embargo, ahora tú tienes el control. El náufrago aturdido, se deja llevar mansamente. Inicias el camino de regreso a la playa. Calmado, dosificando tus fuerzas porque estás lejos y no debes agotarlas. 

Te vas acercando. La solitaria playa se ha ido poblando poco a poco. Un grupo de mirones se agolpa en la orilla. Y por fin, ves acercarse una lancha con el emblema de la Cruz Roja. 






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Comentarios

  1. Me suena a algo que me contó la abuela ¿Es posible? Fantástico relato, emocionante y original.

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  2. Hola Pablo,

    Gracias por leer mis relatos!

    La abuela, cuando era muy jovencita, estuvo a punto de ahogarse. La persona que la rescató tuvo que darle un cachete porque si no lo hundía también a él. Supongo que es eso lo que te recuerda.

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    2. Jaja lo desconocía puedo imaginarme la escena.
      Gracias por escribir lo.

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    3. Sí, ya sabes,genio y figura... y los nervios del momento

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  3. Sí... me lo contó pero no recordaba si era ella u otra persona..

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  4. 👋👋👋Espléndido relato 🤩🤩

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Mangeles. 
    Que hermoso cómo escribes el relato le das mucha vidilla. 
    Escribe un libro se te dá muy bien. 
    Besitos te queremos Ilva y familia
    🤗🤗😘😘😄🤩

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    1. Muchas gracias Ilva. Me alegra que te guste mi relato. De momento no tengo proyecto de escribir un libro pero nunca se sabe. Te tendré informada. Puedes suscribirte para recibir un aviso cuando publique algún relato nuevo.

      Un abrazo para todos

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  7. Bravoooooo! ,Artistaaa👏👏👏👏👏😘😘😘😘😘😘😘😘😘

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  8. Fabuloso relato cargado de poesía en medio del trance de ese suspenso que sentí hasta el final.

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    1. Muchas gracias, Amalia. Me animas a seguir escribiendo. Un abrazo

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  9. Lo dicho, no me canso de repetir, las mejores historias, son la vividas. En este caso tu abue, pero lo plasmas con tu carácter en el papel y quedó genial.

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    1. Muchas gracias, María. Mi madre siempre nos contaba el miedo que había pasado una vez que casi se ahoga cuando era muy jovencita. Esa historia inspiró la mía
      Un abrazo

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